África viaja en cohete hacia el primer mundo mientras sus hijos mueren de hambre
No soy economista ni político. Es una pena porque podría entender las situaciones grotescas, patéticas y groseras que hoy nos toca vivir en este planeta globalizado. En los principios de la pasada década del 90, cierto país latinoamericano crecía a niveles sorprendentes. Las políticas gubernamentales promovían (gracias a leyes redactadas “a medida”) el desarrollo de las grandes empresas, que incrementaban sus ganancias de manera inconcebible en cualquier otra parte del mundo. Las clases medias se empobrecían y los más pobres caían en la indigencia.
Aquel gobierno latinoamericano, ayudado por la mayoría de los medios periodísticos, beneficiarios por esas políticas, convencían a todos de que era una cuestión de tiempo de que se produjera una extraña teoría a la que llamaron “el derrame de la riqueza”. Las empresas ricas, cuando terminaran el “sacrificado” proceso de enriquecimiento, acogerían a millones de nuevos empleados, a los que les pagarían sueldos dignos. Comenzaría, de esta manera, el prometido derrame. Resumiendo: hoy puede verse en las madrugadas, en las puertas de los mejores restaurantes, a personas revolviendo basura que suelen ingerir en el mismo lugar. El dinero no fue bien utilizado y en ese país todavía hay gente que se muere de hambre. Ahora un país africano promete repetir la experiencia.
África también quiere conquistar el espacio, dice un titular de la BBC. El pasado 17 de septiembre el satélite SumbadilaSat ,desarrollado por estudiantes de una universidad sudafricana y por una empresa privada (SunSpace) promovida por el gobierno fue lanzado desde el centro espacial Baikonur, en Kazakhstan. El satélite ha costado US$3.500 millones, pero la economía sudafricana está sumida en una profunda recesión, con un escalofriante desempleo del 22 % y millones de personas viviendo bajo el límite de la pobreza.
Sin embargo el gobierno afirma que “invirtiendo de manera sostenible en un programa espacial supone un riesgo calculado que podría beneficiar a millones de africanos. No sólo por la posible creación de puestos de trabajo, sino por la posibilidad de conseguir una información allá fuera que garantice un futuro más estable y próspero al continente.” Riesgo. Podría. Posible. Posibilidad. La palabra “certeza” parece no figurar en el vocabulario de los gobernantes sudafricanos.
No soy futurólogo ni adivino, pero afirmo que SunSpace y el gobierno sudafricano verán muchos billetes antes de que, por “motivos ajenos a la voluntad de los asociados”, el proyecto quede trunco antes de que se vean los resultados y que los niños de África seguirán muriendo de hambre, como lo vienen haciendo desde siempre. Tal vez muy pronto escucharemos el mismo slogan latinoamericano: “el derrame de la riqueza”. Si no fuese trágico, el argumento de “un futuro más estable y próspero al continente”, por el sólo hecho de gastar fortunas en una inútil “conquista del espacio” causaría risa. ¡Qué fácil es especular con el hambre ajena!
Aclaraciones importantes
Esta entrada poco tiene que ver con la temática del blog, pero es una muestra evidente de lo que los gobiernos del mundo hacen con el dinero y la poca importancia que le dan al futuro del planeta y a sus especies, incluída la humana.
África está destruída en su medio ambiente, pero un gobierno del continente quiere «conquistar el espacio».
El autor de esta nota nació y vive en aquel país latinoamericano y vio personalmente a niños y adultos famélicos alimentándose de restos podridos de alimentos, mientras su país, supuestamente, se convertía en un país desarrollado.
Vía | BBC