Nuevas especies de coral en las Galápagos
Si hace unos días en Faunatura hacíamos eco de los peligros de riesgo medioambiental que podría sufrir este conjunto de islas a causa de los turistas y los mosquitos, hoy tenemos que dar una ‘buena’ noticia sobre este archipiélago. Un grupo de investigadores ha descubierto tres nuevas especies de coral en las Galápagos y una cuarta que a día de hoy se creía extinta. Todas ellas han sido descubiertas en un área de arrecifes cercana a las islas Galápagos según nos informan.
Este hecho vuelve a dar un hilo de esperanza y optimismo para los científicos sobre la capacidad de resistencia de los corales a las fluctuaciones de temperatura que están sufriendo nuestros mares. Es decir, el hecho de encontrar nuevas especies y ‘resucitar’ a otras, nos muestra que no todo está perdido aún. Los autores de la investigación afirmaron que parecía que las algas podrían estar adaptándose a las temperaturas más cálidas del océano.
El coral colmena o Gardineroseris planulata se trata de una especie de coral que se creía extinta después del último fenómeno de El Niño a finales de la década de los 90. Según un grupo de investigadores de la Universidad de Southampton y Miami, aún perduran varias colonias de este coral en un área al noroeste del archipiélago ecuatoriano. Los otros colorales descubiertos en esta investigación son de los géneros Hydrozoanthus, Parazoanthus y Antipathozoanthus.
Si nos volvemos a remontar al fénomeno de El Niño sucedido en 1983 observamos que el paso de éste causó la extinción ni más ni menos que del 95% de los corales de las Galápagos lo cual originó un gran desastre ecológico en la zona, ya que el blanching o blanqueo de coral (pérdida de sus algas y por tant muerte de éste) no sólo mata a los corales si no que destruye todo un ecosistema creado en base a los corales haciendo así que desaparezcan con él otros animales.
Otro de los grandes fenómenos que han ‘ayudado’ a agravar aún más la situación de los corales en esta zona fue el proceso de calentamiento del océano durante los años 97 y 98 que causaron otro gran proceso de blanqueamiento en la zona.
Y ya como colofón, los investigadores han alertado sobre las altas concentraciones de CO2 en la atmósfera que podrían provocar la extinción de los corales en sólo unas décadas. Así pues, la vida de los corales parece estar en nuestras manos a día de hoy y sólo depende de nosotros conservar no sólo los corales sino también la gran biodiversidad que éstos conllevan.
Vía | ElMundo.es
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