El nuevo Rainbow Warrior
La organización ecologista más importante del mundo, Greenpeace, ha estrenado un nuevo barco. El Rainbow Warrior III ha costado más de veinte millones de euros y se ha financiado gracias a aportaciones y donaciones privadas. La embarcación viene a sustituir al Rainbow Warrior II, que ha sido donado al estado de Bangladesh, para ser reutilizado como hospital flotante.
El nuevo barco está realizando una gira inaugural por Europa. Se ha construido con materiales sostenibles, no podía ser de otra manera, tratándose del buque insignia de Greenpeace en los cinco continentes. El primero de los Rainbow Warrior fue hundido por la armada francesa, en los años ochenta del siglo XX. El hecho se produjo en las costas de Nueva Zelanda, donde los ecologistas realizaban una campaña contra las pruebas nucleares de Francia en el Atolón de Mururoa.
El capitán de la embarcación es Joel Stewart, quien ha señalado que los motores del Rainbow Warrior III queman muy poca cantidad de combustible y contribuyen, así, a la protección del medio ambiente. Las velas consiguen ahorrar toneladas de fuel al día y el buque posee, además, un motor eléctrico auxiliar. Se trata del primer barco de Greenpeace diseñado específicamente para las labores que realiza la ONG por todos los continentes. El tercer guerrero del Arco Iris está dotado con planta potabilizadora de agua, depuradora de residuos orgánicos y sistemas de reciclaje de todo tipo de desechos.
Tras el hundimiento del primer buque de la organización, Greenpeace se hizo con una embarcación pesquera, que convirtió en emblema de la ONG en todos los mares del planeta. Ambos barcos han participado en infinidad de misiones durante más de veinte años. Por ejemplo, intervinieron contra pruebas nucleares, caza de ballenas o en la detención de cargueros repletos de madera de origen ilegal.
Ahora, el Rainbow Warrior III, con sus cincuenta y ocho metros de eslora, está listo para surcar los océanos y vigilar la salud y el medio ambiente del planeta. La tripulación coincide en admitir que los activistas de Greenpeace no corren grandes riesgos en las misiones que realizan, es el planeta el que realmente está en grave peligro.
Vía | El Mundo
Foto | Flickr-CapitanGiona