Ya están aquí las grullas
Cada año, desde finales de octubre o principios de noviembre, miles de grullas arriban a la Península Ibérica y al norte de África, sus áreas geográficas de invernada. Llegan desde los países escandinavos, Dinamarca, Polonia, Rusia, Alemania etc. Sus característicos graznidos inundan, durante los meses invernales, los campos españoles y norteafricanos. Las grullas son animales tímidos, que emplean los encinares como comederos y las zonas de descampados como dormideros.
La grulla común (Grus grus) es un ave extremadamente elegante, con un característico andar pausado. Son pájaros esbeltos, que siempre han sido admirados por su belleza. Su plumaje es gris pizarroso, excepto algunas plumas de las alas, donde imperan tonalidades negras o negroazuladas. Posee un largo pico de color verdoso, patas negras e iris rojizo. No existe un acusado dimorfismo sexual en la especie.
A simple vista, las grullas suelen confundirse con las garzas reales, aunque difieren en el tamaño de pico y patas. La mejor manera de distinguirlas es observando el andar garboso de las primeras. El vuelo de las grullas comunes es lento y son habituales las formaciones en uve, cuando vuelan en bandadas.
La alimentación de las grullas está conformada por restos vegetales, hierbas, raíces y vegetación subacuática. El lugar de apareamiento de estas aves es el norte de Europa, aunque se tiene constancia de la reproducción y cría de algunos ejemplares, en España, a principios del siglo XX. Hoy día, las grullas se limitan a pasar los inviernos en nuestro país. Es fácil verlas en las provincias de Castilla la Mancha, en Cáceres, Badajoz, Salamanca, Huelva, Cádiz, Sevilla, Zamora, Valladolid etc.
El comportamiento de las grullas, en los meses invernales, ha sido muy estudiado por los ornitólogos españoles. Emplean algunas áreas para comer y descansar y otras, exclusivamente, para pasar la noche y dormir. La distancia existente entre los comederos y los dormideros suele oscilar entre los 2 y los 30 kilómetros. En los traslados, el ruido que provocan sus graznidos es audible a centenares de metros y la altura a la que vuelan ronda los 100 desde el suelo.
Con la llegada de cada primavera, las grullas comunes inician su camino de regreso a las tierras del norte de Europa. Allí anidan, se aparean y reproducen, a la espera de un nuevo invierno y su migración anual a las zonas más templadas de la Península Ibérica y África.
Vía | Pajaricos
Foto | Flickr-Montuno