El cambio climático se acerca a pasos agigantados y los gobiernos de los países más contaminantes no hacen nada en concreto para detenerlo. Periódicamente se difunden soluciones provisorias y paliativas, como la fábrica de árboles y la fábrica de nubes. Estas ideas ridículas pretenden desviar la atención de la única y verdadera solución que es la utilización de las energías denominadas alternativas, para, de esta manera, terminar con la quema indiscriminada de petróleo. Además del plan de instalar espejos metálicos en el Sahara, el proyecto que se acaba de conocer, parece ser el único serio de los últimos tiempos: la creación de carreteras inteligentes que generan energía solar.
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