Todas las cifras son, sin duda alguna, alarmantes, y es que desde el golpe de estado de 2009 la tala ilegal y la caza de lémures no ha dejado de crecer. Según los expertos, uno de los principales y mayores problemas es, precisamente, la deforestación que se está llevando a cabo, ya que no hay capacidad gubernamental para la aplicación de una ley que proteja a los bosques y, por consiguiente, que prohíba la caza. Aún así, en Madagascar confluyen varias cosas más, como la sobrepoblación, la pobreza extrema, la inestabilidad política y el comercio de carne de animales salvajes.
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