El acebo, un amenazado protagonista de la Navidad
La llegada de la Navidad acerca de nuevo a multitud de hogares diversas plantas que están vinculadas fuertemente a estas fiestas. Una de ellas es sin duda el acebo, un arbusto protegido, que en ocasiones se confunde con el muérdago pero con el que nada tiene que ver. De tamaño medio, madera dura y relativa frondosidad su principal seña de identidad es su hoja espinada de fuerte color verde y sus frutos rojos.
Estos frutos “se los conoce con el nombre de cucos o cuquillos” y únicamente los producen las especies femeninas. Estos frutos empiezan a crecer con la llegada de los fríos del otoño y alcanzan su cénit en las fechas próximas a las navidades. El acebo “se suelen encontrar en zonas de dehesa boyal y su frondosidad hace que los senderos que lo recorren sean inmensas bóvedas naturales, llamadas sestiles, formadas por las propias ramas, donde se refugian varias especies” señala la Mancomunidad de Tierras Altas de Soria.
Su vínculo con la navidad se retrotrae a la era pre cristiana, donde los celtas utilizaban este arbusto que consideraban sagrado en sus ritos para celebrar la llegada del solsticio de invierno. Llamado Tinne, se le consideraba como un guardián dentro de la sabiduría druídica. Con la extensión del cristianismo, el acebo fue acogido como «sustituto» del muérdago ya que este este último tenía unas connotaciones paganas mucho mayores mientras que el acebo fue considerado como más neutro.
Esta vinculación ha hecho que desde siempre el acebo se asocie a la Navidad, lo que ha hecho que este arbusto haya sido talado sin consideración llegando a amenazar seriamente sus poblaciones. Actualmente se encuentra protegido y en caso de ser adquirido debe tener las garantías de que no ha sido obtenido de manera furtiva. En cualquier caso hay que señalar que la poda y recolección particular de ramas de acebo está prohibida y sancionada.
Fuente | Efe Verde
Fotografía | Wikimedia Commons
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