Animales invertebrados: definición y ejemplos básicos
Ya nos lo explicaron en el colegio: existen dos tipos de animales, según su cuerpo, los vertebrados y los invertebrados. Los primeros tienen huesos y los segundos no. Sin embargo, fuera de esta definición básica, existe mucho más contenido que sería recomendable ver. Vamos a meternos de lleno en este aspecto. Al final podría ser más interesante de lo que parece.
Básicamente, un animal invertebrado es aquél que no tiene esqueleto interno. Si los tocamos, podremos comprobar que no tienen partes realmente duras ni columna vertebral. Hay muchos invertebrados en el mundo, aunque hay que reconocer que la gente los ha asociado más con unas especies que con otras. Y ahí reside el principal error.
Los animales invertebrados tienen muchas características. Por ejemplo, tienen una simetría bilateral, pasando por una metamorfosis extremadamente grande. De hecho, si veis a un animal pequeño y a uno adulto de la misma especie, podréis ver que se diferencian mucho. Las similitudes son pocas.
En un principio, los cuerpos están formados por tejidos verdaderos, con excepción de las esponjas o políferos, que no cuentan con estos. Aunque el cuerpo sea más o menos blando, suele estar protegido. Por otra parte, pueden respirar mediante branquias, pulmones o tráqueas. No olvidéis que, aunque no tengan huesos, siguen pudiendo moverse.
Por último, mencionar que los animales invertebrados suelen componerse de más de una célula, convirtiéndose así en pluricelulares. Aunque carecen de pared celular, no deberíamos dar lugar a equívocos: sólo las plantas la tienen.
Algunos ejemplos de animales invertebrados serían los siguientes: lombrices, medusas, estrellas de mar y pulpos. No son las únicas especies, por supuesto. Si echáis un vistazo en Internet podréis encontrar infinidad de animales que no tienen huesos. Seguro que os quedáis sorprendidos.
Vía | Wikipedia
Foto | PetraBlahoutova
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