Las focas y ballenas son más gordas
El cambio climático no sólo está causando estragos al clima en general, de norte a sur y de Este a Oeste del planeta, ahora parece que está cambiando también el apetito y los hábitos alimenticios, entre otros, de animales como las focas y las ballenas orcas de la Costa Oeste de Canadá, que frente a la escasez de salmones nutritivos, simplemente no ponen reparos a la hora de comer.
Como consecuencia de la alteración en su régimen alimenticio, focas y orcas están comenzando a padecer los síntomas de la obesidad. En la 18º Conferencia sobre la Biología de los mamíferos marinos en Québec, grupos de biólogos se reunieron para dar cuenta de sus investigaciones a este respecto.
Los estudios presentados en esta conferencia, no dan lugar a dudas; los mamíferos marinos realmente están ganando peso con el desajuste de su dieta, debido principalmente, a las alteraciones que se están produciendo en el planeta por el cambio climático, el calentamiento de las aguas está haciendo desaparecer especies de las que estos mamíferos dependían para su subsistencia.
El apetito de orcas y focas se ha descontrolado, según explican el biólogo Peter Rose, como consecuencia del calentamiento de las aguas, multiplicándose. Estos mamíferos sufren graves problemas de desnutrición, debido a que ya no encuentran los nutrientes esenciales de su dieta basada en el salmón.
El salmón chinook, todavía presente en aguas canadienses, ha disminuido notablemente su grasa corporal con el aumento de la temperatura del Océano Pacífico y la contaminación de las aguas por residuos químicos. Esto conlleva en la cadena alimenticia cambios radicales que se han percibido en el considerable aumento de peso de los mamíferos marinos.
Teniendo en cuenta que el salmón constituye más del 90% de la dieta de las ballenas; para compensar la deficiencia de grasas en su dieta, las focas y orcas optan por alimentarse con dos veces la cantidad habitual de salmón, del que solían consumir. Esto, añadido al riesgo de ingerir al mismo tiempo, los productos químicos absorbidos por las grasas del salmón.
Esta conjunción de elementos ha alterado el metabolismo de las focas y ballenas orcas, estos productos químicos contenidos en el agua y en las grasas del salmón alteran el funcionamiento normal de la glándula tiroidea, responsable del control del apetito. Los biólogos canadienses siguen de cerca la evolución en los cambios producidos en el apetito y el peso de estos animales.
El precedente de estos cambios se dio a partir del año 2000, cuando se realizó un registro de la contaminación que afectaba a las aguas del estrecho de Georgia en Vancouver y los efectos de esta contaminación química sobre las ballenas orcas, que al ser estudiadas dieron un alto índice de contaminación por PCB (bifenilos policlorados, no degradables).
Vía | revista ecologiablog
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