Aves parasitarias: cuco
Para la mayor parte de la población, el cuco (Cuculus canorus) es un ave entrañable que posee un particular y simpático tono de canto característico y por el cual toma su nombre. A pesar de que popularmente casi todo el mundo conoce al cuco, por su canto y los famosos relojes fundamentalmente, son muy pocos los que alguna vez han visto uno o serían capaces de identificarlo a simple vista. Pero su característica más singular es su habito reproductor que transforma al cuco en una de las pocas especies de aves parasitarias.
El cuco es un ave insectívora de tamaño medio de aspecto estilizado y de un color gris discreto. Es un ave tímida que evita los núcleos urbanos y muy difícil de ver a simple vista, aunque sí es fácil de notar su presencia gracias a su característico canto. Su tamaño y morfología hacen del cuco un ave que puede confundirse con alguna rapaz pequeña, sobre todo al vuelo debido a la forma de sus alas y cola terminadas en punta. De hecho, su plumaje en cierto modo recuerda al del azor, ya que el cuco las plumas del pecho tienen un esquema cromático y motivo similar al de la rapaz.
Pero como mencionábamos al principio, lo más sorprendente del cuco es la forma en la que lleva a cabo su reproducción. Las hembras de cuco no crían a su propia prole, y son otras especies de aves las encargadas de llevar a cabo esta ingrata tarea que culmina con la muerte de la propia prole de los padres adoptivos. La hembra del cuco es capaz de producir hasta 25 huevos que deposita uno a uno en los nidos de especies como el acentor común, el carricero común, el petirrojo y el bisbita común. Dentro de la estrategia parasitaria, el pollo de cuco suele nacer días antes que sus hermanastros, una situación que aprovecha para arrojar fuera del nido el resto de huevos.
En caso de que el polluelo del cuco no pueda deshacerse de sus competidores dentro del nido, la naturaleza ha dotado a estas crías con una serie de recursos para atraer la atención total y absoluta de sus padres adoptivos. Su piar incesante, su buche de color carmesí y su gran tamaño hace que el joven cuco reciba toda la comida que llega al nido. A pesar de las diferencias entre las aves parasitadas y el cuco, estas no son capaces de distinguir al intruso en ningún momento, por lo que lo cuidan y alimentan sin cesar, mientras su verdadera prole muere o agoniza por el hambre.
Las hembras de cuco han demostrado una gran maestría a la hora de parasitar los nidos de sus «anfitriones» llegando a imitar casi a la perfección los huevos de las especies parasitadas. Una vez que la cría del cuco madura lo suficiente, abandona el nido para continuar con su vida independiente y proseguir con este ciclo.
En España se puede encontrar al cuco por casi toda la península aunque se trata de una especie migratoria. En la zona correspondiente a las islas canarias parece que existen colonias permanentes, aunque lo más normal es que únicamente pueda observarse durante la etapa de cría. El cuco no es un ave que esté amenaza debido en parte a su estrategia reproductiva que resulta bastante eficaz, aunque sí es susceptible a la falta de alimentos, sobre todo con las fumigaciones de las orugas procesionarias que constituyen una de sus presas predilectas.
Comentarios cerrados