Los chimpacés sufren el luto
La revista científica Current Biology, en su última edición, publica dos estudios independientes entre sí, que, según los científicos, demuestran que los chimpancés sufren el luto, y muestran reacciones muy parecidas a las de los humanos. James Anderson, uno de los investigadores que participó en uno de los experimentos, concluyó que «la ciencia ha dado fuertes evidencias de que los límites entre nosotros y otras especies no están tan claramente definidas como muchos pensaban».
En el primer estudio, realizado en el parque escocés de Stirlingshire, Pansy, una hembra de más de 50 años, que padecía de una enfermedad terminal, entró en coma y a partir de ese momento, sus congéneres permanecieron en silencio y por las noches se quedaban con ella, acariciándola. Después de su muerte, su hija se quedó junto a su cuerpo, a pesar de que nunca había pernoctado donde yacía el cadáver de su madre, mientras que el resto de los ejemplares evitaban pasar por el lugar.
El segundo estudio fue realizado en el hábitat de estos simios, en los bosques Bossou de Guinea, África. Científicos de la Universidad de Oxford siguieron a dos hembras que cargaban los cuerpos de sus crías muertas, mientras que espantaban a los insectos con sus colas. La doctora Dora Biro explicó que gracias a esas observaciones se pudo confirmar «la existencia de fuertes vínculos entre las madres y sus crías que persisten, fuertemente, incluso después de la muerte de los hijos”. Las conclusiones parecen se contundentes: los chimpancés sufren el luto, tal y como el mundo científico venía especulando desde hace tiempo.
Los simios, particularmente los chimpancés comparten el 99 % del ADN con los humanos, lo que ha llevado a no pocos científicos a reclamar que los derechos humanos también se apliquen a los primates. Estos simpáticos animales, tantas veces maltratados en lamentables espectáculos circenses, o brutalmente separados de la selva para convertirlos en lo que no son, mascotas, muchas veces mueren prematuramente, a raiz de esas circunstancias. Más allá de los estudios científicos, en el noreste argentino y en Paraguay, es popularmente conocido el hecho de que nunca se deberá regalar un mono habituado a una casa y a sus «dueños», porque el pobre animal morirá de tristeza.
Vía | BBC
Foto | Brian Smithson
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