Conociendo nuestra fauna, córvidos: graja, grajilla y corneja (IV)
Con esta entrada ponemos fin a la serie de publicaciones temáticas sobre córvidos que hemos venido realizando a lo largo del mes de enero. Con las tres especies que aquí nos ocupan, graja, grajilla y corneja, que son muy similares entre ellas, hemos cubierto todas las aves de esta familia que pueden observarse en nuestro país. El resto de entradas las podéis consultar en los siguientes enlaces que os dejamos a continuación: primera, segunda y tercera.
La primera de las especies sobre las que vamos a hablar es la graja (Corvus frugilegus). Se trata de un ave de tamaño medio, con un plumaje de inconfundible color negro con irisaciones metálicas. Son más pequeñas que los cuervos, aunque pueden llegar a resultar imponentes si no se las conoce. Como la mayoría de los córvidos, se trata de aves muy gregarias que suelen convivir en grupos grandes.
Una de las curiosidades que presenta la graja es que presenta un único núcleo reproductor estable en la Península Ibérica situado en la provincia de León. Esto hace que sea una especie bastante vulnerable, y a pesar de que el número de ejemplares ha crecido con los años, siguen teniendo que hacer frente a muchos peligros, entre los que destaca la continua intensificación agrícola, con el consecuente uso de pesticidas, así como el aislamiento cada vez mayor de sus núcleos.
La grajilla (Corvus monedula) es quizá el córvido más social, ya que para cualquier rutina diaria esta especie se congrega en grandes y ruidosos grupos. Su tamaño es sensiblemente inferior al de la graja, aunque tampoco podríamos calificarla como un ave pequeña. A diferencia del resto de los córvidos, las grajillas tienen una dieta casi herbívora, aunque eso no quiere decir no coman si es preciso insectos o pequeños vertebrados, sobre todo en épocas de cría.
Una vez más estamos ante un ave de color negro, aunque su plumaje tira más hacia un gris ceniza. La grajilla se distribuye por casi todo el territorio peninsular y son aves fáciles de ver e identificar, por sus grandes y ruidosas bandadas. Aunque se la solía perseguir por considerar que era capaz de arruinar cosechas, es un ave bien establecida y que no sufre ninguna amenaza sería, debido en parte a su gran adaptabilidad al medio.
Finalizamos con la corneja (Corvus corone) otro ave muy similar a las anteriores, de mayor tamaño que la grajilla y algo menor que la graja. Es otro de los córvidos más extendidos en la península, a pesar de haber sufrido grandes persecuciones por ser considerada como aves que comían todas las cosechas con gran voracidad. Es curioso lo extendido de este pensamiento y lo poco que se tiene en consideración que contribuyen a reducir la población de insectos que efectivamente lastran la producción agrícola.
Su plumaje es predominantemente negro, aunque en determinadas zonas de su anatomía como alas o cabeza puede presentar irisaciones metálicas. Resultan menos gregarias que las grajillas, siendo muy frecuente verlas en pareja o solas más que en grandes grupos. Como casi todos los córvidos, pueden emitir un gran número de sonidos. Además, su gran adaptabilidad y dieta variada hace que no sea una especie amenazada.
Fuente | SEO/Birdlife
Forografía | Sergey Yeliseev, Tobi, Michel.
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