El agua y la naturaleza

El agua y la naturaleza

Escrito por: Leticia    22 mayo 2009    3 minutos

La vida en la Tierra empezó en el agua, elemento vital para toda la vida actual. No solo todo ser necesita consumir agua sino además, este líquido constituye una gran parte de su cuerpo. Esto puede aplicarse por igual a las plantas y a los animales, incluidos los seres humanos.

El agua interviene en las alteraciones químicas del cuerpo de la planta, animal o cualquier otro organismo, impide que se torne demasiado alcalino o ácido, regula la temperatura e incuso, sirve de lubricante, disminuyendo el roce entre las distintas partes que se mueven entre si.

La unidad elemental de los seres vivos es la célula. En el cuerpo tenemos muchas clases de células, unas forman los músculos, otras la piel, el pelo, la sangre y así sucesivamente. Las células son enormemente complicadas, funcionan como una fábrica automatizada. Todas las células se alimentan de las distintas sustancias disueltas en el agua, y expulsan parte de esta agua junto con el dióxido de carbono y algunos desechos. Una parte muy importante de casi todas las células es una membrana muy fina y porosa cuya finalidad es que el agua, los gases y otros alimentos puedan atravesar la célula. Esta membrana regula, pues, la entrada y salida de estos elementos, de los que el más importante es el agua.

Al agua le corresponde asimismo un papel estructural, ya que la célula viva está hinchada de agua como un globo.
Así es como se conserva la forma de los tallos y las hojas de los vegetales y de los tejidos animales. Si se compara el aspecto de cualquier cosa viva –planta o animal- con otros que lleva cierto tiempo muerta, la diferencia es impresionante y esto se debe casi exclusivamente a la pérdida de agua.

Los procedimientos para observar las células se basan en la utilización del microscopio ordinario, de luz ultravioleta, electrónico, ultramicroscopio, de fondo oscuro, por contraste de fases, luz polarizada, microfotografía, etc.

Los científicos aun no han averiguado del todo cómo se traslada el agua dentro de los seres vivos. Una de las cuestiones más difíciles es por qué el agua que aspiran las raicillas de un árbol gigantesco viaja hasta evaporarse por las hojas, después de haber recorrido, en algunos vasos, hasta 100 metros. Esto mismo sería difícil hacerlo con las bombas mecánicas de que dispone el hombre, sobre todo teniendo en cuenta un caudal de varios miles de litros al día. Si toda la fuerza necesaria para este proceso se genera en la base del tronco, estallaría, de modo que el bombeo debe producirse a todo lo largo del árbol.

Los primeros seres vivientes –células simples- se formaron en las aguas primigenias de la Tierra, y al cabo de millones de años evolucionaron hasta constituir reptiles y aves. Algunos reptiles son anfibios, capaces de vivir fuera del agua cierto tiempo, y de ellos se han derivado todas las variedades de animales terrestres. Muchos todavía tienen un hábitat acuático, al menos durante una parte de su vida: las ranas y los sapos, por ejemplo, ponen sus huevos en el agua, donde se crían y pasan a ser renacuajos que no pueden vivir fuera del agua mientras no se desarrollen sus pulmones para respirar el aire directamente.

Fuente | Ciencia Visión – Agua