Escuchando a las ballenas para conocer su comportamiento
Estudiar a los animales es esencial no solo para saber cómo se comportan, sino también para conocer sus características. De esta forma incluso podemos mejorar sus vidas y las de los demás. Esto es lo que ha conseguido Audra Ames, una investigadora de Estados Unidos que ha estado estudiando a Kylu durante meses. Kylu es el primer bebé ballena nacido en cautividad en el Oceanogràfic de Valencia. De hecho, Ames ha estado asistiendo a todo tipo de momentos con el ejemplar.
Lo que no sabíamos es que los resultados que se han obtenido son sorprendentes, y que se han averiguado una gran cantidad de datos. Por ejemplo que Yulka, la madre de Kylu, usaba etiquetas acústicas para identificar a la cría: «las belugas son capaces de producir diferentes tipos de sonidos, y cada beluga tiene sus propios repertorios vocales«. No en vano, se ha confirmado que en este sentido los Seres Humanos solo hemos dado algunos pasos. Quedan muchos secretos por descubrir.
Ames ha confirmado que cada miembro de una familia beluga tiene relación con los demás durante mucho tiempo, por lo que es posible que las etiquetas que se ponen también puedan ser compartidas con otros miembros de la familia: «a esto le llamamos una llamada de contacto, lo que permite que las belugas sigan en contacto entre sí«. Aunque el alcance total de estos movimientos es todavía desconocido, se afirma que las llamadas podrían tener información acerca de la identidad de los animales.
Por otra parte se ha averiguado que las ballenas utilizan combinaciones de sonidos para comunicarse. Por ejemplo, las llamadas cortas son agresivas. Además, se han registrado sonidos con frecuencias de hasta 128 kHz: «son frecuencias más altas de lo que los oídos de las personas pueden captar«.
El objetivo del estudio era el de analizar el comportamiento de estas ballenas y conocer más detalles acerca de cómo se comunican. Aunque ya se ha afirmado que, al respecto, queda un largo camino por recorrer.
Foto | Wikimedia Commons
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