Faunia: Cara y Cruz II
Siguiendo con la crítica al parque temático Faunia de Madrid, y tal como comentamos, hablaremos de los espectáculos en primer lugar. Al no ser temporada alta sólo asistí a las actuaciones de mamíferos marinos y una ‘charla-espectáculo’ que intentaba concenciar a las familias de los problemas e impactos de adquirir como mascotas animales salvajes mientras mostraban algunos de ellos al público. Sobre el espectáculo de mamíferos marinos, comentar que cuenta con focas comunes, leones marinos californianos y un oso marino. Si se han visitado otros zoos como el de Madrid o Barcelona se puede ver que los espectáculos son similares, pero aunque no deja de ser entretenido para niños le falta algo más de divulgación ya que es lo que pretenden siempre estos shows. En el segundo espectáculo, el recinto se quedó desbordado para tanto público así que resultó agobiante, además la impresión fue de que era muy serio para tanto niño los cuales no prestaban atención nada más que cuando salía algún animal. La charla era oportuna y hasta el enfoque resulta bueno, pero claro a los niños esos o se lo haces ameno o no escuchan y así ya nadie presta atención. El espectáculo de aves rapaces hubiese interesado verlo pero como he comentado antes al ser temporada baja debe ser que prescindieron de él.
Antes he comentado que el parque se encuentra bien señalizado pero algo que recalcar sería que muchos de estos caminos recorren las instalaciones de los animales tal cual. Es decir, uno va caminando y entra en un recinto tipo ‘El Jardín del Edén’ en el que se recorre un caminito entre plantas exóticas mientras que alrededor revolotean mariposas de varios tamaños y colores. Una escena idílica si no fuera porque mucha gente no lo sabe valorar. La gente no respeta esta oportunidad de interaccionar más directamente con los animales, o tal vez la aprovechan bajo su punto de vista que es tocando, gritando, persiguiendo,… acciones que lo único que hacen es irritar a los animales llegando a hacer que estos se alejen del público. El caso de las mariposas no es el único, mucha gente desobedece las indicaciones de los caminos para entrar en la arboleda de los lemúres y acariciarlos cuales gatitos se trataran sin pensar que pueden ser animales violentos si se ven amenazaddos. Qué decir de los pobres tucanes y guacamayos acosados por niños que pedían a gritos un picotazo en el mejor de los casos. Escenas de esta índole se pueden vivir varias veces en unas pocas horas en Faunia. El ser humano es así, cuanto más se le acerca el mundo de la naturaleza más antinatural se vuelve él. Pero la culpa de quién es, ¿del visitante por no cumplir las normas o del parque por ofrecer tal libertinaje a los visitantes? Yo soy de los que opinan que a veces no puedes confiar en la legalidad de la gente y debes tomar cartas, en este caso las cartas serían la vigilancia. No se obsevan vigilantes en el parque ni cámaras, nadie que velara por la seguridad tanto de los animales como de los visitantes. Claro que no se puede poner a una persona cada cinco metros que controle qué hace el visitante pero en las instalaciones más ‘vulnerables’ estaría bien algo más de ‘protección’.
Cabe recalcar que no todo es malo en Faunia, el hecho de que no existán jaulas o recintos demasiado pequeños para los animales es algo a destacar. Los ocelotes por ejemplo se veían bastantes sanos, con un área bastante grande por la cual moverse y con muchas zonas donde protegerse de los visitantes. La zona de ‘El Nido’ donde se pueden observar a los pollitos salir del huevo es una experiencia muy bonita para todo niño (y no tan niño) y que hoy en día da la ocasión de ver el lado más humano de los huevos que vemos en el supermercado tan bien amontonados. El recinto de los pingüinos no es muy espectacular hasta que se llega a la sala donde se encuentrán estas simpáticas aves, por mi parte fue la primera vez que pude ver de cerca un pingüino emperador el cual resultó tan bello como en los documentales. Estos son algunos ejemplos, pero si se sabe ser respetuoso y paciente con los animales, la visita puede ser muy educativa a la vez que divertida ya que en cada recinto se pueden observar escenas muy peculiares de la vida cotidiana de los animales.
Tal vez este post no elogia de manera directa a Faunia sino que deja ver más sus ‘errores’, pero la idea era darle una visión crítica a una actividad que todos en algún momento de nuestra vida hemos realizado: ir de visita al zoo. Desde mi punto de vista, los zoos españoles que son los que conozco, están muy lejos de ser puntos álgidos de la divulgación y la conservación de fauna. Aunque cabe reconocer que son el punto de unión del ser humano con la fauna hoy en día y que, si se sabe enfocar la visita tanto por parte de los visitantes (padres sobretodo) como de los parques, puede ser muy útil para inculcar unos valores a las nuevas generaciones sobre nuestro planeta y lo que en él habita.
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