La importancia de introducir especies compatibles en el acuario
Los acuariófilos principiantes prefieren por lo general los acuarios de comunidad, también llamados mixtos, donde conviven peces de las más diversas especies, procedentes de diferentes zonas geográficas. Si tienes dudas, puedes leer la guía de tipos de acuario.
Sobre todo en este último caso, existe el riesgo de adquirir muchos peces guiándose únicamente por el colorido o la forma del cuerpo, sin prestar la debida atención a las exigencias de cada especie. De este modo pueden acabar conviviendo peces tranquilos con voraces depredadores y peces de hábitos gregarios con otros de índole solitaria.
También es imprescindible conocer el tamaño máximo que pueden alcanzar los peces en cautividad, para no llevarse desagradables sorpresas unos meses después de la adquisición.
La convivencia en condiciones demasiado forzadas conducirá seguramente a la muerte de los animales más débiles. Los ejemplares más pequeños serán devorados por los depredadores y finalmente se establecerá un nuevo equilibrio en el interior del acuario, con una notable reducción del número de peces presente.
Por otra parte, tampoco es posible mantener en el mismo acuario animales con exigencias muy diferentes en cuanto a las características químicas del agua. Evidentemente los peces que necesitan aguas blandas (contenido bajo en sales de calcio y magnesio inferiores a 100 mg/l) no pueden convivir con los que prefieren aguas más duras (valores de calcio y magnesio superiores a 100 mg/l.
Problemas territoriales
Colisa lalia, pez que se muestra muy agresivo cuando defiende su puesta
Las dimensiones del acuario son muy importantes, sobre todo cuando se desea conseguir la reproducción y el crecimiento de los pecesLa falta de espacio y la superpoblación son factores que limitan las posibilidades del acuariófilo, porque impiden la manifestación del comportamiento natural de los peces. En un acuario superpoblado, los peces no consiguen delimitar un territorio propio ni disfrutan de la tranquilidad necesaria para reproducirse.
La superpoblación constituye un problema incluso cuando todos los peces de la misma especie. En este caso, algunas hembras matan a su pareja una vez fecundados los huevos, algo que no sucede en la naturaleza, porque el macho se aleja rápidamente del territorio vigilado por la hembra.
Los combates se intensifican durante el período de la reproducción, ya que a veces el acuario no ofrece espacio suficiente para que las parejas presenten delimiten sus territorios. Es el caso de algunos cíclidos, peces característicamente territoriales, que en acuario luchan encarnecidamente hasta matar a los ejemplares más débiles.
En condiciones naturales nunca se llega a estas situaciones de combate, porque después de las primeras amenazas se produce la retirada de uno de los dos contrincantes, que asume la actitud de sumisión e incluso cambia de color.
Equilibrios que no deben alterarse
Cíclido africano Tropheus duboisi. Gtres
Numerosos cíclidos se reproducen con mucha frecuencia en acuario, a raíz de la convivencia de machos y hembras. En la naturaleza no es tan frecuente el encuentro entre ejemplares de distinto sexo, por lo que los ciclos reproductores son mucho más espaciados. Algunos peces se vuelven agresivos sólo en determinadas condiciones, como los espinosos macho, que en primavera abandonan los cardúmenes para reproducirse. El macho de esta especie ataca solamente a los peces de vientre rojo, característica propia de los machos de espinoso durante el período reproductor.
Así pues, en un acuario pequeño y poblado por especies poco compatibles, se producen combates violentos y se crea un elevado nivel de estrés, que a veces induce a los peces a rechazar el alimento. En la naturaleza, en cambio, estas situaciones se resuelven con la fuga del ejemplar más débil.
En cautividad, muchos de los peces territoriales pueden tolerar una vida en espacios bastante reducidos, siempre que las plantas y las raíces que constituyen la decoración del acuario formen pequeñas barreras que contribuyan a establecer los límites de los territorios.
Los refugios, consituidos por piedras, cuevas y plantas, son muy importantes para la convivencia de los peces, que de esta forma siempre tienen la posibilidad de esconderse. Además la presencia de grietas y cuevas hace que los peces naden con más tranquilidad, conscientes de la posibilidad de huida.
Sistemas de defensa
Si introducimos en el acuario peces que en la naturaleza forman cardúmenes compactos, como los tetra neones (Paracheirodon innesi), al principio estarán asustados y se esconderán, dispersando la unidad del banco.
Sin embargo, al cabo de poco tiempo los peces se armarán de coraje para salir al descubierto y recomponer el grupo, como si entre ellos existiera una atracción mutua. Pero incluso los peces de cardumen respetan la distancia de seguridad: si un ejemplar del grupo se acerca demasiado a otro, se ponen en marcha los mecanismos de defensa o de amenaza.
La mayoría de los peces recurren a los dientes como arma defensiva. Hasta los peces considerados más pacíficos pueden atacar a los otros animales del acuario, como sucede con el macho de Colisa lalia, capaz de defender encarnizadamente los huevos contenidos en el nido de espuma.
Otras armas que emplean los peces para defenderse son los aguijones y las espinas; así lo hacen el siluro y el espinoso. Tales espinas son unos radios duros de las aletas, en general de la aleta dorsal, o bien aguijones presentes en los opérculos branquiales. Los peces provistos de estas armas pueden infligir golpes muy dolorosos o causar la muerte del adversario durante un combate.
Pez globo (Tetraodontidae). Bernard Spragg / Flickr
El pez globo (tetraodóntidos) es un nadador mediocre, pero dispone de un singular sistema de defensa. En caso de peligro, se hincha absorbiendo aire o agua, gracias a la particular elasticidad de su estómago, y asusta de esta forma a su adversario.
Finalmente, otros peces disponen de una auténtica artillería que les permite defenderse de cualquier depredador. Son las especies dotadas de potentes órganos eléctricos, con los cuales generan fuertes descargas.
Peces líderes y peces gregarios
En la naturaleza, los peces pertenecientes a una misma especie se agrupan para hacer frente a las amenazas procedentes del exterior, como puede ser un depredador, o para desplazarse en aguas abiertas, lejos de posibles refugios. Si estas situaciones no se producen en el acuario, la tendencia al gregarismo se acentúa.
Sin embargo, basta introducir un pez de mayor tamaño (por ejemplo, un escalar en un acuario habitado por neones) para que el grupo se vuelva compacto. De hecho, el cardumen se concentra para asumir el aspecto de un pez más grande y engañar así al eventual depredador.
El modo de suministrar la alimentación no debe ser causa de enfrentamientos demasiado violentos entre los diferentes habitantes del acuario. Es preciso que incluso los peces más lentos y tímidos tengan oportunidad de comer a gusto.
De hecho, no es fácil la convivencia entre animales muy activos y voraces con otros lentos y tranquilos.
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