Inteligencia animal (II)

Inteligencia animal (II)

Escrito por: Leticia    22 septiembre 2009    2 minutos

A partir del experimento que te hemos contado en ‘inteligencia animal 1’ empezaron las primeras investigaciones y hoy los monos aprenden a ‘hablar’. A hablar, por supuesto, en sentido figurado, porque su nuez (demasiado alta) y su paladar (muy plano) no les permite obtener una fonética muy precisa, ni reproducir sonidos humanos. Incapacitado, pues, para pronunciar palabras, su código de comunicación necesariamente ha de ser otro.

Algunos investigadores estadounidenses, por ejemplo, están empleando el lenguaje americano para sordomudos.

Rozar ligeramente las fosas nasales con los puntos de los dedos es el signo formal que simboliza el concepto ‘flor’ y rascarse una vez la barriga significa ’monos’, mientras que si uno quiere entrar en precisiones y referirse a un chimpancé, únicamente habrá que rascarse un poco más arriba.

Muchos son los simios que fueron adiestrados en el uso de este lenguaje mímico y algunos han llegado a dominar hasta 500 signos. Otro sistema de comunicación frecuentemente empleados en la investigación ha sido el ordenador. Aquí, el concepto no ha de ligarse con un gesto determinado sino con una tela concreta del ordenador que hace las funciones de signo lingüístico.

Uno, entre los múltiples experimentos realizados, consistía en mostrar un alimento a un chimpancé, y guardarlo de inmediato en un recipiente cerrado. El animal debería informar a un par, valiéndose del teclado, de cual era exactamente el contenido del recipiente y este último a su vez debía solicitar correctamente al ordenador el alimento concreto. Solo cuando la comunicación entre ambos animales había sido perfecta, se abría automáticamente la caja cerrada para que la pareja pudiera disfrutar de su contenido; pues bien, en muy poco tiempo los más vivos alcanzaron un porcentaje de acierto superior al noventa por ciento.

Fuente | Revista Muy Interesante