La invasión de los ladrones de cuerpos, versión mundo animal (III)

La invasión de los ladrones de cuerpos, versión mundo animal (III)

Escrito por: Jorge Rubio    5 mayo 2015    2 minutos

Esta entrada cierra nuestro particular ciclo de publicaciones relacionadas con parásitos capaces de alterar la mente de los anfitriones a los que parasitan. Aquellos interesados en leer las otras dos publicaciones podéis acceder a ellas a través de los siguientes enlaces: primera y segunda.

La avispa esmeralda (Ampulex compressa) es uno de esos animales de apariencia bella pero que esconde un terrible secreto. Estas avispas son capaces de controlar las acciones de las cucarachas a las cuales parasita. Esta avispa necesita a las cucarachas para poder completar su complejo ciclo reproductivo. Para lograr este objetivo, la avispa esmeralda inocula un complejo veneno que afecta a los procesos cognitivos de la cucaracha distorsionandolos y transformándola en poco más que un zombi.

Cuando el proceso se completa, la cucaracha pierde cualquier noción de alimentarse y en general, cualquier tipo de autonomía que pudiese haber poseído antes de su encuentro con la fatídica avispa. A partir de ese momento, la avispa guía a la cucaracha hasta su nido enterrándola y donde finalmente introducirá sus huevos para que las larvas una vez eclosionen, se alimenten de su indefenso huésped.

mariquita-zombi

Finalizamos con otra avispa que se encarga de «zombificar» a sus victimas para poder completar su ciclo reproductivo. En esta ocasión se trata de la Dinocampus coccinellae la cual parasita a las mariquitas para que estas sean los guardianes sin mente de su progenie. Como ocurre en la mayoría de los casos, la avispa se acerca al que será el anfitrión de su larva, inoculando el huevo en la parte inferior de la mariquita.

Llegados a este punto, la mariquita se transforma en una especie de bunker sin voluntad que defenderá a la larva de la avispa hasta que esta complete su formación, eclosionando a través de las placas quitinosas de su anfitrión. A pesar de que la larva se alimenta y causa auténticos destrozos en la mariquita en la que se hospeda, al menos se ha registrado que el 25% de los infectados sobrevive al proceso y recuperan su voluntad.

Fuente | Wikipedia
Fotografía | Deven Dadbhawala, coniferconifer

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