La agricultura de conservación es beneficiosa para el medio ambiente
La Agricultura de Conservación es un sistema de producción agrícola sostenible que comprende un conjunto de prácticas agronómicas adaptadas a las condiciones locales de cada región y a las exigencias del cultivo, cuyas técnicas de cultivo y de manejo de suelo evitan su erosión y degradación, mejoran su calidad y biodiversidad, contribuyen al buen uso de los recursos naturales agua y aire, sin menoscabo los niveles de producción de las explotaciones.
Un estudio, realizado por la Universidad de Córdoba, señala que este tipo de agricultura asegura el mantenimiento de la producción y posibilita una reducción de costes y tiempo de trabajo.
En el estudio ha colaborado también la Asociación Española de la Agricultura de Conservación/Suelos Vivos, que trabaja en este área desde hace varios años con proyectos del Plan Nacional de I+D.
El informe se ha realizado con el propósito de definir técnicamente los sistemas de agricultura de conservación, determinar su extensión en España, evaluar su aceptación por los agricultores y valorar su incidencia en la fijación de carbono en el suelo y en la reducción de emisiones.
Este sistema de agricultura se basa en el uso de cubiertas vegetales protectoras del suelo, procedentes del rastrojo de los cultivos extensivos y vegetación espontánea o sembrada, en el caso de los frutales. De esta manera, contribuye a disminuir la erosión y degradación del suelo, así como a reducir riesgos de contaminación de aguas y a mitigar las emisiones de CO2.
Las conclusiones del estudio señalan que este tipo de agricultura supone una alternativa viable y recomendable a las técnicas convencionales, ya que asegura el mantenimiento de la producción en las explotaciones y posibilita una reducción de costes y tiempo de trabajo, debido a la disminución del número de tareas a realizar por parte del agricultor.
Este tipo de agricultura también constituye un sistema agrícola sostenible que mejora la calidad del suelo y del agua, además de representar una alternativa real y posible para reducir la concentración de gases de efecto invernadero provenientes del sector agrícola.
la adopción de las prácticas de conservación no implica un mayor riesgo por la utilización de fitosanitarios. La reducción en la erosión y en la escorrentía que se consigue con la agricultura de conservación, en torno al 90 % y 70 % respectivamente, disminuye en gran medida los posibles efectos adversos de los productos fitosanitarios, ya que el riesgo en su uso se produce en mayor medida por el arrastre de sedimentos en los que van adheridos.
Vía | Econoticias
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