La paradoja colombiana

Colombia es el segundo país con mayor diversidad del mundo, en él habitan un 10% de las especies del mundo, siendo de estas un 30% exclusivas de su territorio. Gran parte de su superficie está ocupada (aunque en rápida regresión) por la selva amazónica.

Dada su gran riqueza natural, riqueza que puede transformarse en dinero, son habituales las políticas gubernamentales y paramilitares que se aprovechan de esto para beneficio propio. Organizaciones de todo el mundo han denunciado en numerosas ocasiones los crímenes contra la naturaleza que constantemente te producen allí.

Además de los más conocidos como la deforestación con fines madereros, la extracción de oro o el cultivo masivo de la planta de coca aún existen otros quizás menos conocidos pero no por ello menos importantes como el monocultivo de la palma de aceite.

Este cultivo ha sido impulsado por el gobierno de forma masiva y no se ha dudado en deforestar enormes extensiones de selva y de otros ecosistemas diversos. Se calcula que anualmente se destruyen entre 200.000 y 300.000 hectáreas para este propósito.

Además del enorme problema medioambiental, está la crisis humanitaria que esto produce, los indígenas de estas regiones son desplazados contra su voluntad de las tierras que les pertenecen (hasta 200.000 personas al año), siendo frecuentes los asesinatos de los líderes de las tribus y los disidentes. Ha habido 113 asesinatos en la región de Chocó a manos de paramilitares en los últimos años según ONG‘s internacionales.

¿Y porqué es tan valioso el cultivo de la palma aceitera? Porque con ella se produce biodiesel, Colombia es el cuarto exportador del mundo de este carburante. Curiosa manera de ayudar al medioambiente.

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