Noruega quiere exterminar sus poblaciones de lobo
Los países nórdicos son contemplados en muchas ocasiones como el paradigma de las sociedades avanzadas y civilizadas. Sin embargo, en ocasiones nos sorprenden con medidas que parecen salidas de otra época y que chocan frontalmente con la idea de progreso que parecen evocar en el resto de países. Una de las últimas medidas que el gobierno de Noruega planea tomar es el exterminio del 70% de sus poblaciones de lobos. Una acción polémica que ha suscitado el rechazo de pleno de las agrupaciones ecologistas de dicho país.
Una decisión política con la que se quiere contentar a los ganaderos que acusan a los lobos de estar devastando sus rebaños de ovejas. Si se llega a aprobar esta medida, supondría un duro golpe para las poblaciones de este carnívoro ya que supondría la muerte de 47 lobos. Una reducción drástica del número de estos animales que podría llegar a comprometer la viabilidad de la especie y que en caso de hacerse de forma incontrolada, llegar a extinguirla.
Un escenario que no resulta descabellado ya que el lobo se encuentra en peligro de extinción en Noruega y únicamente hay 68 ejemplares en todo el país. La medida del país nórdico parece a todas luces desproporcionada ya que diezmar una población tan reducida de un animal parece difícil de justificar a no ser que se deba a presiones de un lobby como el del sector ganadero. Silje Ask Lundberg, presidente de la entidad Amigos de la Tierra de Noruega, ha asegurado que con esta decisión, “tres de los seis grupos de lobos de la familia podrían ser exterminados”. La entidad ha pedido a la ministra que detenga la matanza y ha lamentado: “Hoy, Noruega debe avergonzarse”.
A pesar de que el escenario es muy distinto, las presiones en España para despenalizar la caza del lobo cada vez están teniendo más presencia en el escenario político y no son pocos los colectivos de ganaderos que solicitan su caza. Un animal que hace poco dejó de estar en peligro de extinción pero sobre el que los viejos prejuicios y los intereses económicos pueden volver a situar sobre él el fantasma de la desaparición.
Fuente | La Vanguardia
Fotografía | Wikimedia Commons
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