La oruga procesionaria, el otro «paso» de cada Semana Santa
Como todos los años por estas fechas, aunque con el cambio climático aparecen cada vez más pronto, la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) hace su aparición. La procesionaria sacan su particular «paso» por los parques, bosques y zonas arboladas en la que exista presencia de pinos, abetos y píceas en general. Su presencia puede convertirse desde meramente anecdótica, a una molestia o como está ocurriendo en los últimos años, casi como una plaga que devora los pinares y que puede poner en riesgo la salud pública.
La procesionaria es fácilmente reconocible por su color pardo y su cuerpo erizado de pelos urticantes con los que se defiende de los depredadores. Pero sin duda, el comportamiento por el cual es inmediatamente reconocida es por las hileras que forman al desplazarse. Mucho más desconocida es la mariposa que surge de estas orugas, a la que quizá hemos visto en alguna ocasión pero que no hemos sabido identificar como una procesionaria. En cualquier caso, su aspecto es muy discreto ya que es una mariposa nocturna de colores muy apagados.
Otro de los elementos distintivos de esta especie son los «nidos» que pueblan los pinos durante los meses de primavera. Su aspecto es similar al del algodón de azúcar, una madeja de hilo blanco o pardo que se encuentra en las copas de estos árboles. En ocasiones el número de estos nidos es tan grande, que pueden verse desde grandes distancias. Para evitar su proliferación se usan trampas de feromonas con las que se reducen las cópulas y por tanto, las orugas que harán su aparición en los próximos meses.
El contacto con estas orugas puede resultar peligroso debido a sus vellosidades urticantes que pueden provocar reacciones alérgicas de importante consideración, sobre todo en niños o en perros. Pero más allá de estas posibles incidencias, los más perjudicados de la proliferación de la procesionaria son los pinos, los cuales pueden llegar incluso a morir si sucesivas proles de procesionaria se alimentan del mismo ejemplar.
Por último hay que recordar que los mejores aliados para combatir a la procesionaria del pino son principalmente las aves como carboneros, herrerillos, abubillas y críalos. Aunque no hay que olvidar que también son predados por otros insectos como hormigas, avispas, dípteros e himenópteros.
Fuente | Wikipedia
Fotografía | Wikimedia Commons, João Coelho
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