La otra Bora Bora
Le han dedicado canciones, poemas y libros. Su nombre es sinónimo de un lugar exótico y lleno de aventuras. Bora Bora aparece desafiante entre las islas de la Polinesia francesa.
Es verdad que aparte de ser la más llamativa, es y quizás por eso, la más turística. Los hoteles se mezclan con la vegetación y los arrecifes de coral. Si nos descuidamos, podemos perdernos toda su riqueza por los beneficios de la pulserita y el bar. Pero hoy no nos descuidamos.
Bora Bora hace honor a las novelas que la pusieron de moda durante el siglo XIX. No hay agua más clara ni cristalina en todo el planeta y tampoco hay arena más blanca. La mezcla de montaña y playa con sólo un vistazo la convierten en algo ejemplar, fuera de lo común. Un gran volcán erosionado se rige por encima de cualquier rascacielos que hayamos visto. Hasta las cabañas sobre el agua, que en realidad son hoteles, le quedan bien.
Todos los que la conocen quieren volver y estos los privilegiados coinciden en que se trata del cielo en la tierra. Quizá esta sensación también venga por sus exóticas variedades de pescado y marisco, así como la posibilidad de verlos nadar a unos metros de distancia.
Pero quizá el gran problema sea ese turismo masificado. Dichos viajes merman el ecosistema y a los animales que se extienden por las islas. Ya no puedes encontrar nada en estado salvaje, todo está controlado y preparado para ser vendido. Quizá deberíamos guardar un pequeño trozo de este paraíso para un verdadero desarrollo natural.
Vía | Elpaís.com
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