La peligrosidad de la oruga procesionaria

Aunque es desconocida por muchos, la oruga procesionaria es un animal que en determinadas condiciones puede llegar a ser muy peligroso para nuestras mascotas. Especialmente para los perros. Su aparición se suele realizar cuando llega la primavera y se experimenta un incremento de las temperaturas. Puede verse en el campo, pero también en parques y jardines de las ciudades.

Podéis identificar a la oruga procesionaria gracias a su aspecto: cabeza y piel de color negro, con un tono gris en los lados. Están cubiertas de pelos rojizos que resultan bastante irritantes, lo cual también resulta peligroso para las personas y animales. Hay que tener en cuenta que su comportamiento social suele provocar que baje al suelo, desde el nido, formando filas junto a otros ejemplares.

¿Por qué son peligrosas?

Las orugas procesionarias son peligrosas por diferentes razones. Una de ellas es que producen alergias y urticaria. De hecho, cuando se sienten amenazadas sueltan pelos urticantes y envenenados, siendo los perros sin principales víctimas. Cada oruga tiene aproximadamente 500.000 pelos que contienen thaumatopina, una toxina dañina. No en vano, los propios pelos actúan como agujas que pueden inyectar este veneno en la piel y mucosa de los canes.

Generalmente solo es necesario tocarlas, acercarse a la oruga procesionaria u olfatearlas para resulta afectados por su toxina. Aunque para parar los ataques ya se utilizan métodos químicos e incluso biológicos para evitar la aparición de la oruga o los efectos de su veneno.

Es evidente que, si vuestra mascota muestra síntomas de haber sido envenenada, acudáis lo más rápidamente al veterinario con el fin de que evalúe la situación. En todo caso, tened en cuenta que la presencia de la oruga procesionaria puede llegar a ser bastante peligrosa, por lo que os recomendamos cautela al respecto.

Vía | Forestry Comission
Foto | Pixabay – makamuki0

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