El roaming provoca problemas a los investigadores que siguen a los animales vía SMS
Todos sabemos que el seguimiento de algunos animales, sobre todo de los que están en peligro de extinción, se realiza utilizando SMS, los cuales son enviados y recibidos por los expertos interesados. Pero hay ocasiones en las que esta situación puede dar lugar a momentos bastante curiosos.
Uno de los proyectos de seguimientos de aves realizado por el Centro para la Recuperación de la Vida Silvestre ha ejecutado operaciones para seguir a un total de 13 águilas esteparias. El seguimiento de las mismas se está realizando mediante SMS, con mensajes que se envían y reciben con el fin de saber la localización de los animales. El problema está en que las águilas ya han pasado por Kazajistán, India, Pakistán, Asia, África y Oriente Medio, provocando un sobre coste en cuanto al precio de los SMS que necesitan los investigadores.
Como ya sabéis, enviar y recibir mensajes de texto desde algunas de las ubicaciones mencionadas es bastante costoso, por lo que los expertos que están realizando el seguimiento se han llevado una sorpresa cuando han descubierto una factura de aproximadamente 3300 euros. Para evitar tener que suspender el proyecto por el precio, han iniciado una campaña de crowdfunding que, por el momento, les ha ayudado a conseguir más de 1000 euros. El lema «Recarga el móvil del águila» ha resultado ser un éxito.
La empresa que gestiona el servicio ayudará
Megafon, la empresa que proporciona el servicio telefónico, ha declarado que, tras saber el problema provocado, va a perdonar el importe adeudado, preparando además un plan de datos específico para los animales. Este movimiento les ha parecido curioso a los investigadores, sobre todo porque afirmar que al principio del proyecto no contaban con el apoyo mencionado.
Hay que tener en cuenta que las águilas sobre las que se está realizando el seguimiento envían varios SMS al día con las coordenadas en las que se encuentran situadas. En Rusia y Kazajistan los mensajes son relativamente baratos, con precios de entre dos y nueve céntimos por cada uno. El problema está en países como Afganistán y Turkmenistán, dónde el coste es de hasta 50 céntimos. Afortunadamente, el problema ya se está solucionando.
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